la internacional socialista

viernes, 20 de mayo de 2011

Democracia y voto calificado

No existen los votos calificados. En la Argentina el voto es secreto, universal y obligatorio. Cada elector que ejerce su derecho en una elección representa un (1) voto. Luego, éstos se cuentan y ganan los candidatos que sacan el mayor número. A esto le llamamos Democracia en la Argentina.


Podríamos agregar que elegir a los gobernantes y a las autoridades de cualquier institución a través del voto es una gran conquista de los pueblos. Y si bien en nuestro país no elegimos a través del sufragio universal a los miembros del Poder Judicial, de los organismos de Seguridad, Defensa e Inteligencia, a los dirigentes de muchos sindicatos, etc, no por eso dejamos de decir que vivimos en Democracia.
Desde Proyecto Sur venimos sosteniendo que hay que democratizar la democracia. ¿Pero qué queremos decir con esto? En una primera dimensión, que el sufragio se utilice en forma más extendida. ¿Por qué en la Argentina no podemos elegir a los comisarios de nuestro barrio que, a primera vista, son los que más tienen que ver con nuestra seguridad? Es sólo un ejemplo.

En segundo término, que el voto se utilice para resolver asuntos trascendentes ¿Por qué no resolver por ésta vía si pagamos o no la deuda odiosa contraída por la dictadura militar con el Club de París?
SUFRAGIO UNIVERSAL Y DEMOCRACIA
Pero hay más dimensiones. Pero aquí deberíamos hacer alguna diferencia entre el ejercicio del derecho al voto -“sufragio universal”- y la democracia -“gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”-. En la última, los ciudadanos dejan de ser simples abstracciones para dar lugar a los seres humanos concretos que deben ejercer sus derechos.
DIMENSIÓN SOCIAL
Ahora, si cada voto es una unidad idéntica entre sí ¿Podemos decir que cada votante será también una unidad más o menos igual? ¿Es cierto que debe estar totalmente desagregado el voto del votante? Aquí emerge a todas luces por lo menos una dimensión insoslayable: la social. Si la sociedad está dividida en clases sociales ¿Cómo afirmar, entonces, que los individuos integrantes de las distintas clases sociales son iguales entre sí? ¿Los iguala el hecho que un día cada dos años concurran a un comicio para la elección de autoridades? ¿Tienen similares motivaciones los que viven en la opulencia que aquellos que viven con necesidades básicas insatisfechas? No hay Democracia sin un piso de igualdad. ¿Gozamos todos los argentinos de ese piso mínimo que nos garantiza el ejercicio del derecho a votar con total libertad? ¿Contamos con todos los recursos a partir de los cuales obrar sin imposiciones externas?
En la Argentina de nuestros días podemos observar que no están dados estos requisitos mínimos. Las diferencias son ostensibles. Las vemos por todas partes. Unos nadan en la abundancia, mientras algunos viven como pueden y otros no saben cómo sobrevivir.

Si la existencia resulta tan distinta para unos y otros ¿Cómo podrá ser que el voto resulte tan igualitario? Si es tan asimétrico el acceso a la vivienda, la salud, la educación, la cultura, el trabajo ¿Cómo puede ser tan simétrica la expresión ciudadana de unos y otros? Si rebosa la información para unos, con acceso a todos los medios y escasea hasta el extremo para otros ¿Quién se atrevería a decir que ambos votaron libremente?
Mucho se dijo sobre las palabras de Pino Solanas en relación a la calidad del voto. Quizás sus palabras no resultaron las correctas y una disculpa nunca está de más. Pero Pino no fue hipócrita a la hora de describir la realidad.
Los K, que lo vienen persiguiendo desde el 2007 para ver donde pisa el palito, le saltaron al cuello. “Pino quiere el voto calificado”, difundieron a través de todos sus voceros. Naturalmente nada más alejado de la realidad. Pino defiende desde siempre la “Dignidad de los nadies”. Pero tras la muerte de Néstor y el gran consumo de estos tiempos, muchos están dispuestos a escuchar a 6 7 8 y otros medios oficialistas y darles crédito. Está bien que cada uno haga lo que le parece, y si tiene la posibilidad de hacerlo, excelente; está ejerciendo su libertad. Ocurre que lo que no se puede hacer es darle más crédito a los dichos que a los hechos; a los medios del gobierno o de la oposición que a la realidad misma.
Es esa realidad la que nos golpea duro y hace estallar toda la hipocresía. Lo que Pino Solanas está cuestionando no es a los votantes, sino el régimen en el que éstos deben actuar. Situación que brutalmente se expresa en la declaración de Bienvenido Helguera. Claro que no en todo el país se observa la misma realidad; pero tampoco se trata de un hecho aislado como algunos pretenden. En la lucha “democrática” por “el Poder” la misma lógica se observa de maneras más sutiles.

Lamentablemente estamos muy lejos de la calidad institucional que desearíamos, sobre todo, porque la sociedad sobre la que se construye esta institucionalidad está cruzada por las divisiones, las desigualdades, las amoralidades y las injusticias. Y en este contexto, más allá de las verbalizaciones altisonantes, la realidad califica muy distinto a unos y a otros. Esto es lo que debemos cambiar.




Mario Mazzitelli.
Secretario General del PSA en Proyecto Sur
Integrante de la Mesa nacional del Movimiento Proyecto Sur

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