Sólo tenía veintiún años cuando comenzó a militar en el feminismo. Sería el comienzo de toda una vida dedicada a la lucha por los derechos civiles y políticos de la mujer. Estudió medicina cuando el ingreso a la carrera estaba vedado a las mujeres, y se graduó muy joven. Dotada para la palabra oral y escrita, fue periodista y escritora. Se casó con el máximo representante del socialismo argentino, Juan B. Justo, mucho mayor que ella. Cinco años después se quedó sola y con tres hijos, a los que crió sin descuidar su militancia ni su profesión médica. Asumió la dirección del Partido Socialista y de su máximo órgano de prensa, La vanguardia. Militó en defensa de los derechos humanos cuando la dictadura hacía callar todo esbozo de crítica. Maduró con lucidez y buen humor. Socialista hasta el momento de su fallecimiento a sus 100 años de edad, creadora del Centro Socialista Feminista, la Unión Gremial Feminista, la Unión Feminista Nacional, productora de conciencia sobre el potencial ilimitado de las mujeres en las luchas sociales y el trabajo en la política de base. Impulsora del voto femenino, de la lucha pacifica y el valor de la democracia, trabajó incansablemente con el APDH y acompañaba a las Madres de Plaza de Mayo en sus rondas frente a la Casa de Gobierno, presentando peticiones de libertad a la junta militar y a los jueces.
Nos dejó un legado inmenso en nuestro ideario Socialista, un legado de igualdad, derecho y respeto a la vida por encima de las ideologías y las economías.
"Siempre creí que este país merecía ser distinto. Que un día íbamos a unirnos todos y el destino cambiaría"
Alicia, de pie, jóvenes, ancianos, adultos y niños continuamos tu lucha inagotada por la igualdad.
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