la internacional socialista

viernes, 9 de julio de 2010

Hacia una democracia participativa

Artículo 22 de la Constitución Nacional: "El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución….” La reforma constitucional de 1994 mantuvo de la vieja redacción una carga de menoscabo, aristocraticismo y autoritarismo; que nos obliga a pensar que en una futura reforma constitucional este párrafo debe ser modificado radicalmente.
La cuestión no se remite a un concepto constitucional, se extiende a una cultura y a una práctica. El pueblo elige, vota y luego en la mayoría de los casos se desentiende. Vuelve con protagonismo cuando un derecho es pisoteado o un interés particular es afectado. En tales condiciones retoma bríos el movimiento asambleario.
El pasado 19 de junio se levanto por 60 días el corte al puente binacional General San Martín. Fue una decisión tomada democráticamente por la Asamblea de Gualeguychú. Esta es una de las grandes experiencias de nuestro tiempo. Seguramente tendrá muchas cosas que corregir, pero sin lugar a dudas dejará muchas cosas para aprender.
Veamos. El movimiento se inició hace 6 años. Siempre mantuvieron encendida la llama. Por momentos sus acciones tomaron un alto perfil a nivel local e internacional. Nunca se dieron por vencidos. La tregua planteada ahora tiene que ver con la posibilidad de monitorear a la empresa Botnia integralmente. Ya están sufriendo dos hechos consumados: I.- la contaminación visual que produce la empresa, mal localizada en la vecina localidad de Fray Bentos, y II.- la violación al tratado del Río Uruguay firmado entre la República Oriental del Uruguay y la Argentina en 1975. Esto no los amedrenta, ni los desanima. Rinden honor al principio que dice que “la única lucha que se pierde es la que se abandona” y no negocian con la contaminación del agua y del aire. “Fuera Botnia” sigue siendo la consigna. Ejemplo de lucha.
Las asambleas, las empresas recuperadas, las comisiones internas en las grandes empresas, la central de trabajadores argentina, los centros de estudiantes, el movimiento cooperativo, la organización de las comunas, los municipios que establecen su “carta orgánica municipal”, las experiencias del presupuesto participativo, son algunos ejemplos que muestran que el pueblo avanza, que logra instalar espacios cada vez más amplios de democracia. La irrupción de una nueva generación de jóvenes, que nacieron y crecieron después del 83 nos hace ser aún más optimistas.
Aunque optimistas, nada nos induce a pensar que sin pelea vamos a sostener las conquistas. Sobre todo en el terreno político, donde se sintetizan todas las luchas. La ley 26.571, mal llamada de “Democratización de la representación política”, es un intento reaccionario que busca reinstalar el bipartidismo, anular la diversidad, excluir a las minorías y desalentar la participación.
El capital más concentrado, la oligarquía, los estamentos burocráticos de los grandes partidos y el gobierno coinciden en defender una democracia formal, delegativa, representativa. Por ejemplo: existen las figuras constitucionales de iniciativa y consulta popular, pero no se ponen en práctica. ¿A quién se le ocurriría consultar al pueblo sobre el pago de una deuda ilegítima?
Nosotros queremos avanzar hacia una “democracia participativa” con protagonismo popular. Donde el pueblo participe activamente en la resolución de cada uno de los grandes problemas nacionales, provinciales y municipales. Sean estos sociales, ambientales, culturales o de obras de infraestructura. Queremos una sociedad que se politice y se organice. Creando poder popular. Sin lugar a dudas el más democrático de los poderes.
Ese es el camino para adueñarnos de nuestro destino, para terminar con el modelo neo-colonial de saqueo, con el atraso y la dependencia; para emprender el proyecto emancipador que logre realizar las aspiraciones de las mayorías y el sueño de vivir en un país con justicia social, libre y soberano.
Finalmente podríamos decir que otros pueblos de Nuestra América van en búsqueda de esa sociedad superior. Y en todos los casos Bolivia, Ecuador, Venezuela, Uruguay o Brasil, con sus diversas modalidades, eligen el mejor camino: la democracia participativa. Queda claro, ese es nuestro próximo desafío.

Mario Mazzitelli,
Secretario general de Partido Socialista Auténtico en Proyecto Sur

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