Las leyes de la dictadura

Con la sanción de la Ley de Medios Audiovisuales quedó atrás una ley de radiodifusión implementada por el gobierno militar. Una de las razones esgrimidas por el Poder Ejecutivo para justificar el apuro en su trámite era su origen antidemocrático. Más allá que el matrimonio Kirchner convivió pacíficamente con la antigua ley durante más de 5 años, y más que amigablemente con el grupo Clarín, lo cierto es que todavía subsisten 393 leyes dictadas durante la última dictadura.
Algunas de ellas de vital importancia y que van a contramano con los ideales progresistas y populares que el actual gobierno dice representar y que, sin embargo, las utilizan sin pudor. Se puede tomar sopa con un tenedor? Se puede gobernar para el pueblo utilizando herramientas diseñadas para favorecer a los poderosos? O estamos viviendo, detrás de una fachada pseudo progresista un nuevo Menemato?
La ley de Entidades Financieras, la ley Penal Juvenil, el Código Aduanero, el Código de Minería, el Código Fiscal son algunos ejemplos de las herramientas legales pergeñadas para el desarrollo del modelo neoliberal que instauró el Proceso al servicio de la dependencia. Su vigencia y utilización impiden el cambio profundo que la sociedad viene reclamando desde marchas y piquetes hasta el mensaje inequívoco de las urnas.
De nada vale proclamar la redistribución de la riqueza si los resultados concretos son pobres más pobres y ricos más ricos, especialmente entre los amigos del poder.
Con el manejo del crédito en manos extranjeras no hay posibilidad de implementar programas de fomento a pequeñas empresas o cooperativas que son las principales proveedoras de empleo. El Código Aduanero se utiliza para disciplinar agricultores díscolos mediante retenciones, pero el comercio exterior lo manejan las corporaciones multinacionales. Las leyes de Minería permiten la expoliación y destrucción del medio ambiente, mientras las empresas extranjeras se llevan alegremente nuestros minerales en containeres cerrados presentando solo una declaración jurada, abonando el 10 % sobre el valor declarado como única retención que, si se envía por puertos argentinos, se reduce en un 3%. Algo similar ocurre con el petróleo y el gas. Las leyes impositivas merecerán un análisis pormenorizado en el próximo número.
Por qué desde el advenimiento de la democracia no hubo intentos serios de reformar estas leyes? Evidentemente han sido, y son, funcionales a gobiernos más preocupados en acumular poder y perpetuarse que en transformar este modelo agrícola minero exportador en otro donde impere la auténtica justicia social, la verdadera independencia económica y la indelegable soberanía política.

prensa proyecto sur Bs.As.